He posado mis pies sobre tu cálida alfombra
de verde hierba y de lirios blancos
y he paseado mi alma por entre las sombras,
y le he mostrado la libertad allá en tus claros.
Y estos ojos admirados que te vieron
por ti lloraron y por ti cantaron
cuando tu belleza y tu grandeza descubrieron.
¿Qué albergas, callado bosque,
que dicen que en ti duerme el tiempo,
que tus árboles son como las torres
de un verde palacio inmenso
y tus pájaros los guardianes
de tus secretos aposentos?
¿Qué ocultas tú, bosque celoso?
¿Cuál será el sendero entre cientos
que lleve hasta tu ser misterioso?
De ti me dijeron los vientos
que, aunque castillo poderoso,
mil puertas llevan adentro.
¿Qué calla el discreto bosque
que en su silencio se escuchan mil voces
y entre sus voces mil sonidos
que, como envuelve lo oscuro a la noche,
lo envuelven en mil misterios?
Troncos robustos, ramas livianas,
hojas verdes como diamantes;
el bosque vive de vuestra belleza,
los pájaros vuelan para admirarla.
Bosque colmado de perlas,
perlas colmadas de brillos,
brillos relucientes de verde,
verde... de un bosque de seda.