No sé si son las nubes las que lloran cuando llueve
o es acaso el cielo el que llora por estar alegre,
pues cuando me tocan esas lágrimas
a veces veo unos sueños en los que el mar se agita
y otros en los que sus olas duermen.
A veces veo las gotas como pétalos de flores descoloridas
y a veces como estrellas que brillan
y caen y siembran amor en la tierra.
Llueve, y al llover no sé si escucho mi pesar o mi contento.
¡No sé qué clama la lluvia en el suelo!
Mas en esos días de corazón nublado
tarde o temprano asoma el sol de nuevo
y pronto tengo otros sueños,
como aquellos en los que me roza,
pintada de paz,
la seda de su tacto.
inefable
Eres para mí un azul diamante, de color sereno y veteado. Podría elegirte si del mundo fueras, pero si allá fuera hay algún mundo no dudaría que a la mano de una diosa pertenecieras y que los brillos de sus ojos en ti guardaras. Azul por tu sonrisa, sereno por tu estampa esbelta, veteado cual los cabellos con que los ángeles del aire juguetean. ¡Ay, si fueras de este mundo!: secaríanseme las lágrimas para no llorar más de las nubes de los grises pensamientos. Pero sé que no he de poseerte, así que no seas de este mundo, pues sólo tocarte sintiendo tus dorados resplandores básteme para asomar mi corazón al cielo y así mi sol en mí se mezcle conformando con vos un mundo de azul celeste y de rojo infierno. Pues ya sé donde estás, mi azul diamante, que no es tu anillo para adornar un dedo, aunque corazón sea, sino que eres el eterno brillo de amor, olvidado sólo por mi amante y no amado miedo, ese eterno brillo que navega en las profundas simas oscuras del corazón, allá donde sólo alcanzan los niños, llevados por sus sueños...