inefable

Eres para mí un azul diamante, de color sereno y veteado. Podría elegirte si del mundo fueras, pero si allá fuera hay algún mundo no dudaría que a la mano de una diosa pertenecieras y que los brillos de sus ojos en ti guardaras. Azul por tu sonrisa, sereno por tu estampa esbelta, veteado cual los cabellos con que los ángeles del aire juguetean. ¡Ay, si fueras de este mundo!: secaríanseme las lágrimas para no llorar más de las nubes de los grises pensamientos. Pero sé que no he de poseerte, así que no seas de este mundo, pues sólo tocarte sintiendo tus dorados resplandores básteme para asomar mi corazón al cielo y así mi sol en mí se mezcle conformando con vos un mundo de azul celeste y de rojo infierno. Pues ya sé donde estás, mi azul diamante, que no es tu anillo para adornar un dedo, aunque corazón sea, sino que eres el eterno brillo de amor, olvidado sólo por mi amante y no amado miedo, ese eterno brillo que navega en las profundas simas oscuras del corazón, allá donde sólo alcanzan los niños, llevados por sus sueños...



7.8.12

A la Soledad,
que es tu nombre,
dedico el aliento de mi deseo
y lo dejo mecido en el aire
esperándote a ti como a un sueño.

En él un boceto de tu silueta he esbozado
y así tus manos de aromas con esencia
discretos se acercan a acariciarlos
y trazan sus contornos
para que yo los vea,
escondido de ti tras tu propia presencia.

Pero quizá... quizá aún no vengas
y es que no sé de tus labios,
no sé de tus ojos,
no sé de tus rasgos,
¡no sé si eres susurro,
no sé si eres belleza!

Sólo creo saber que tu voz
es Silencio que se canta a sí mismo
dedicadas sonatas ornadas
con la más solitaria palabra:
Soledad, Soledad,
Soledad...
que es tu nombre.