Ha acabado el comienzo
y comienza el final.
Sentimientos libres, sin permiso,
toquetean el tambor de las maravillas.
Las ondas cantan versos
de diversos colores
y olores frágiles y ágiles
pasean volátiles
pincelando amores.
Escapa un atisbo de palabra, sin forma,
de las locas vocales cuerdas del asombro,
y una mirada de dicha
se precipita por todos los rincones invisibles.
Todo se estremece,
y estos pies al eterno baile regresan
del vital sentir.
Es el retumbo viviente de la vida,
la piel de la tierra verde,
la invasora mano del aire,
el agua que no duerme
y el fuego que, sin consumirse,
nos consume.
inefable
Eres para mí un azul diamante, de color sereno y veteado. Podría elegirte si del mundo fueras, pero si allá fuera hay algún mundo no dudaría que a la mano de una diosa pertenecieras y que los brillos de sus ojos en ti guardaras. Azul por tu sonrisa, sereno por tu estampa esbelta, veteado cual los cabellos con que los ángeles del aire juguetean. ¡Ay, si fueras de este mundo!: secaríanseme las lágrimas para no llorar más de las nubes de los grises pensamientos. Pero sé que no he de poseerte, así que no seas de este mundo, pues sólo tocarte sintiendo tus dorados resplandores básteme para asomar mi corazón al cielo y así mi sol en mí se mezcle conformando con vos un mundo de azul celeste y de rojo infierno. Pues ya sé donde estás, mi azul diamante, que no es tu anillo para adornar un dedo, aunque corazón sea, sino que eres el eterno brillo de amor, olvidado sólo por mi amante y no amado miedo, ese eterno brillo que navega en las profundas simas oscuras del corazón, allá donde sólo alcanzan los niños, llevados por sus sueños...