Fuentes de indeleble cristal:
decidme si habéis llorado.
Escondidos senderos de seda,
contadme qué pies os han pisado.
¡Oh, piedras, piedras quietas!
ahora, vosotras, en silencio,
habladme de vuestros sueños
y qué en vuestra tierra se guarda,
que yo os descubriré los secretos
que se guardan en mi alma.
Decidme, calladas sombras del suelo,
murmullos discretos del agua;
¡Cantadme a mí, letras de viento!
con voces serenas y claras,
esos suaves versos ocultos
que en alguna montaña se escribieron
para pintar estos bosques profundos
y sus altas colinas y sus verdes praderas
y esos ríos que fluyen eternos
hasta el día en que al mar llegan,
¡que yo, mirando a las estrellas,
guardaré los poemas
en la alcoba del cielo!
inefable
Eres para mí un azul diamante, de color sereno y veteado. Podría elegirte si del mundo fueras, pero si allá fuera hay algún mundo no dudaría que a la mano de una diosa pertenecieras y que los brillos de sus ojos en ti guardaras. Azul por tu sonrisa, sereno por tu estampa esbelta, veteado cual los cabellos con que los ángeles del aire juguetean. ¡Ay, si fueras de este mundo!: secaríanseme las lágrimas para no llorar más de las nubes de los grises pensamientos. Pero sé que no he de poseerte, así que no seas de este mundo, pues sólo tocarte sintiendo tus dorados resplandores básteme para asomar mi corazón al cielo y así mi sol en mí se mezcle conformando con vos un mundo de azul celeste y de rojo infierno. Pues ya sé donde estás, mi azul diamante, que no es tu anillo para adornar un dedo, aunque corazón sea, sino que eres el eterno brillo de amor, olvidado sólo por mi amante y no amado miedo, ese eterno brillo que navega en las profundas simas oscuras del corazón, allá donde sólo alcanzan los niños, llevados por sus sueños...